"Caminante no hay camino, se hace camino al andar"

"Caminante no hay camino, se hace camino al andar"

si vas corriendo, más camino andarás.

martes, 10 de julio de 2012

RESTANCA-AMITGES. CRONICA DE UN TREKKING ESPERADO. CARROS DE FOC.

Lunes 2 Julio.


A la mañana siguiente, el desayuno estubo bien, no faltaba pan ni para Carmelo. Lucía un sol expléndido y decidimos salir los últimos ya que estaba la zona de las mochilas llena de señores y señoras mayores deseosos de salir corriendo monte arriba.

 


Tras desandar parte de lo andado el día anterior, había que continuar hasta el ref. de Colomers, por el port de Caldes. Descendemos a buen ritmo parando lo necesario para no separarnos mucho y afrontar la segunda parte de la etapa todos juntos. Tras pasar la presa de colomers me despisté y cogimos un sendero mal, lo que me costó un pie mojado y una palmada, entiendase por perdida de tiempo, de cuarto de hora.
Con una breve subida al Coret Cloto, llegas al valle donde discurre la GR-11, un valle silencioso, salpicado de pequeños lagos verde esmeralda y praderas de hierba, en el que cada rincón es un paraiso de color. En él se bifurca la senda, para poder ir hasta el Coll del Tuc Gran de Sendrosa.

El ascenso al collado se hizo duro, lo primero por el calor del medio día, y lo segundo por el hambre que empezaba a aparecer. Pero preferiamos comer en el ref. de Saboredo refrescandonos el gaznate con una cerveza bien fresquita. Cuando la subida se empina cada uno debe mantener el ritmo que le va bien, lo que llamamos al txino-txano, que significa tranquilo pero sin parar, que es como mas cunde.

A punto de llegar a Saboredo pudimos ver marmotas tomando el sol sobre los bloques. Una de ellas nos estuvo haciendo cuquillos un rato entre unas piedras pegadas a la senda.

El refugio es una pequeña borda acondicionada con una cocina, comedor y dormitorio. La ducha se encuentra fuera en una caseta de madera. El ambiente que se respira es diferente a los otros refugios, con musica chill-aut de fondo, con el último hito de piedras antes de llegar con tipología oriental, y los guardas, tres chavalotes muy jóvenes. Allí hicimos el almuerzo, con otras combinaciones diferentes de chorizo, jamón, queso y salchichón junto a la bien esperada cerveza fría. Incluso nos hechamos un rato al suelo a reposar la sobremesa.

Los primeros pasos, después de la parada, son cansinos. Te cuesta empezar de nuevo, así que lo mejor es charlar y distraer a los pensamientos negativos. Solamente nos queda subir al port de la Ratera y bajar al Xalet d´Amitges, donde cenaremos y haremos noche. La conversación en esos momentos versa sobre música. Camarasa y Cai, intercambian opiniones sobre su otro hobbi, mientras Carmelo y yo permanecemos en silencio escuchandoles. Cuando nos queremos dar cuenta hemos llegado a Amitges.

El xalet dÁmitges no es un refugio cualquiera, es un chalecito muy bien distribuido con la zona de mochilas, wc y las habitaciones en la planta baja, y el salon-comedor junto a una terraza en la primera planta. El ambiente no es tan montañero, dado que se puede llegar facilmente andando por una pista forestal e incluso en taxi 4x4. Siempre está lleno.

La cola para ducharse estaba muy animada, vamos lo que se llama hasta la bandera, asi que decidimos darnos un baño checo en un laguito cercano. Nuestra sorpresa fué que el agua estaba caliente, según Carmelo, que se atrevió a hacerse unos largos. Los demás, nos conformamos con bañarnos por partes, como antiguamente.

La cena, inconmensurable. Crema de verduras, ensalada con tropezones y nueces, y de segundo pollo asado, la cual regamos con un porroncito de vino de la tierra. Por falta de un taperware, no nos pudimos llevar lo que sobró, qué fue poco, porque saque tenemos un rato. El pan abundante, y de postre fruta, que siempre en el monte es escasa. En la mesa coincidimos con cuatro catalanes, dos chicas y dos chicos, que empezaban carros, con los que comentamos el recorrido. Al dar la vuelta en sentido contrario volveriamos a coincidir con ellos en el ref. de Estany Llong.

¡Qué cama!, ¡que espacio!, ¡que inmensidad!, los colchones de las literas son aptos para adultos, incluso grandes y teniendo en cuenta que en nuestra habitación eramos ocho, pues un lujo. Y para colmo la ventana daba al este, la cual me permitia ver la luna llena desde mi cama cuando empezó a salir. Expectacular…

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